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Tertulia literaria dialógica: El Príncipe Feliz (Oscar Wilde)

Paz Cabrero

El otro día en el aula de Piarnu III hicimos nuestra primera tertulia literaria dialógica. Al principio no sabíamos muy bien cómo iba a ser esto pero luego el resultado nos encantó. Las tertulias literarias dialógicas entran dentro de las actuaciones educativas de éxito y es una forma de acercar la literatura clásica al público a través de un diálogo igualitario en el que se respetan todas las opiniones y cada uno expresa sus ideas, sentimientos u opiniones acerca del texto que se está tratando.

Os dejo un pequeño resumen de lo que pudimos sacar en conclusión de este cuento de Oscar Wilde.

Esperamos que os guste.


Igual que las aves migratorias emprenden su viaje para migrar a lugares más cálidos, vamos a acompañar a la golondrina protagonista de esta historia. Una golondrina que no encuentra su lugar, tiene dudas con lo que va a hacer. El resto de golondrinas no paran de opinar sobre su relación sentimental con un junco, como si les importase lo que ella hace con su vida.

En un lugar tranquilo y bonito transmitiendo entereza y dándonos tranquilidad preside la estatua del Príncipe Feliz observándonos con sus ojos que son de ricas piedras. Todo el mundo opina sobre la estatua y hasta un aburrido profesor de matemáticas se atreve a regañar a sus alumnos por soñar ser con el Príncipe Feliz. Que osadía arrebatar a las personas su derecho a soñar e imaginar. Una madre manda a un niño ser tan bueno como el Príncipe, sin saber que las apariencias engañan y no es oro todo lo que reluce. Al principio puede pasar por aburrida esta historia, pero vemos que hay más y que queda mucho viaje por delante. Nuestra golondrina puede parecer soberbia y egoísta, directa e impulsiva. No sabemos por qué se enfada si ella fue la que decidió quedarse con el junco. Si el junco no responde a sus expectativas él tendrá sus razones y ella no sebe enfadarse. Cuando llega a los pies de la estatua del príncipe y éste empieza a llorar nos emocionamos, y vemos que no siempre las personas que parece que lo tienen todo son felices, las apariencias engañan. La gente es muy feliz cuando no sabe la realidad que existe. El príncipe era más feliz en la ignorancia de su muro y su castillo. Él tenía su dinero y sus lujos que los de fuera no podían tener, como luz o comida. La gente de a pie tiene más preocupaciones. Cuanto menos sabes más feliz eres. Desde su pedestal el Príncipe empieza a ver una contradicción entre el mundo en el que no vio nada y en el que lo ve todo. Gracias a la golondrina que hará de sus manos podrá poner remedio Y ella será su mensajera, pero también la ayudará a ella ya que así encontrará su labor en el mundo. Aunque haya palabras que no entendemos, pasa igual en la vida que hay cosas que no entendemos, como la chica que se queja de que la costurera no le acaba a tiempo el vestido y la tacha de holgazana, a pesar de que sabemos que las pasionarias llevan trabajo, sin saber exactamente lo que son, pero suenan a laboriosas. El príncipe decide dar partes de sí mismo para ayudar a los que ve necesitados. Él usa sus habilidades sociales con la golondrina y la convence para que la ayude y así encuentre su lugar en el mundo. Es muy bonito ver cómo la calidez que siente la golondrina en su pecho por haber hecho una buena acción la contagia de la buena voluntad del príncipe, ya que creemos que antes era peor persona. Casi sentimos el frío que siente ese pobre escritor y cómo el príncipe empatiza tanto con él que prefiere quitarse un ojo de piedra preciosa antes de que pase frío. La golondrina es reticente, pero se ve contagiada por la empatía de su amigo y accede, ya que él sabe cómo convencerla y que ella haga lo que quiere. Vemos un cambio de actitud en la golondrina que ahora empatiza más, aunque sigue pensando mucho en sí misma. El dicho “pareces una estatua” en este caso puede resultar apropiado porque las estatuas no hacen nada, y literalmente está puesto por el ayuntamiento, pero el protagonista de nuestra historia hace mucho por su gente y tiene tanta generosidad que quiere que los niños lo pasen igual de bien que él lo pasó cuando era un chiquillo, demostrando honradez.

El sacrificio de la golondrina llega a tal punto que en vez de seguir su naturaleza y marchar a lugares cálidos decide quedarse con el príncipe, aunque pueda parecernos que él siente un poco de indiferencia hacia su amiga y su sufrimiento. Esto conlleva que, por desgracia, nuestra amiga acaba cayendo en el sueño eterno.

Como en un giro inesperado del autor de nuestra historia, Dios que está en todas partes, reclama a nuestra golondrinita porque los finales no siempre son felices y por muy bello que sea algo nunca es perfecto. La belleza depende de cada persona y puede parecer que si algo no es bello no se le debe prestar atención, pero si solo viéramos lo bello nos perderíamos todo lo demás que existe en el mundo.

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1 Comment


simonsg67
Jun 09, 2021

Me a gustado mucho.

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